”Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por los demás” [Tenzin Gyatso]
UNA HISTORIA de GUERRA:
Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial, concretamente, en el año 1943. Los soldados alemanes y los rusos se enfrentan midiendo sus fuerzas en cruentas batallas cuerpo a cuerpo. En los campos de las afueras de Voria (Rusia) tiene lugar uno de estos terribles combates, la que será recordada por la historia como Batalla de Smolensk. Allí combate un joven soldado ruso llamado Lev Zasetski cuya misión es dirigir una ofensiva contra un destacamento alemán. Está ansioso, ya que aguarda impaciente la orden de sus superiores para iniciar el ataque. Los minutos parecen horas y un encendido fervor patriótico alimenta la tensa espera.
Al fin, llega el momento y Zasetski hace la oportuna señal a su pelotón para que comience un ataque con los devastadores lanzallamas. Ahora todo transcurre muy deprisa, las balas de las ametralladoras alemanas silban sobre sus cabezas, y de pronto, en apenas un instante, una vida prometedora y llena de sueños por cumplir se verá truncada para siempre, ya que una de aquellas balas silbantes atravesará el cráneo de Zasetski destrozando parte de su cerebro para siempre.
Este es el contexto de una historia que no nace de la fértil imaginación de un novelista, sino muy al contrario, de un auténtico y verídico acontecimiento que el propio Lev Zasetski irá relatando a lo largo de más de 25 años en innumerables notas autobiográficas. A través de ellas nuestro protagonista pretenderá dejar al mundo, y a las futuras generaciones, un testimonio hecho de sufrimiento y lucha titánica por volver a ser quien era. Todo un relato hecho de supervivencia y dolor, pero también de esperanza e ilusión siempre renovada.
EL LIBRO que NACIÓ de un CEREBRO DAÑADO:
Aquella bala de ametralladora no sólo destrozaría a su paso el cerebro de Zasetski, sino toda una vida, que se vería fracturada en mil pedazos difíciles de recomponer. Pero de todo este horror, de toda esta tragedia personal, surgirá una historia tan apasionante como valiente, una gran lección de superación frente a la adversidad, las dificultades y los déficit más limitantes.
Esta historia inspiraría un libro (publicado en el año 1972) que escribirá uno de los más eminentes neuropsicólogos de la historia, Alexander Luria, de quien ya hemos esbozado en este blog parte de lo que fue su vida y obra. El lector interesado podrá acceder a ello desde el siguiente enlace:
Pues bien, recientemente (2010), esta valiosa e inclasificable historia autobiográfica ha sido traducida al español y publicada por la editorial KRK con el título de Mundo Perdido y Recuperado, Historia de una Lesión
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Portada del Libro [Edición Española, 2010] |
Alexander Luria, tuvo la oportunidad y el extraño privilegio de analizar, a lo largo de varias décadas, la evolución personal del propio Lev Zasetski. Ambos se conocieron en 1943, cuando habían transcurrido tan sólo tres meses de la desgraciada lesión en combate. Este primer contacto terminaría derivando en una amistad tan estrecha como sincera, algo que queda bien patente en las siguientes palabras de Luria...
”Conocí a mi paciente a finales de mayo de 1943, casi tres meses después de sufrir la lesión; nunca interrumpí el contacto con él y durante 27 años seguí atentamente su vida, año tras año, a veces de manera intermitente, y otras semanalmente. Así empezó nuestra amistad, y así me convertí en testigo de los largos y tormentosos años de su tenaz y obstinada lucha contra su cerebro dañado, una lucha por regresar a la vida” [op. cit. p. 79].
En este libro, de poco más de 300 páginas, se nos van contando muchos de los pormenores y peripecias por los que tuvo que pasar Lev Zasetski a lo largo de su difícil proceso de rehabilitación. Sus luchas y desvelos así como sus limitaciones en múltiples aspectos: desde sus problemas de visión o percepción, hasta sus graves dificultades para poder leer, escribir o recordar con normalidad.
Es esta una obra de doble autoría, ya que aunque está redactada por Luria, este se basó para escribirla en las valiosas notas autobiográficas del propio Zasetski. Algo que el mismo Luria dejará bien claro desde el comienzo del libro...
”El que escribe estas líneas no es del todo su autor. El autor es su protagonista. Tengo ante mí una pila de cuadernos amarillentos de fabricación casera de los tiempos de la guerra, y otra de cuadernos gruesos con tapas de hule que abarcan los años recientes.
Para completarlos, el autor del diario necesitó un cuarto de siglo; pasó día tras día y hora tras hora tratando de escribir la historia de su vida y las consecuencias de su terrible lesión” [p. 51]
UNA HISTORIA de SUPERACIÓN:
Los primeros recuerdos de Lev Zasetski tras caer herido en el campo de batalla resultan tan descorazonadores como dramáticos, son momentos de gran confusión y desconcierto que deja muy bien reflejados en sus notas...
”Cuando volví en mí estaba en una tienda de campaña vivamente iluminada, en algún lugar cercano a la primera línea del frente...Por alguna razón no podía recordar nada, no podía hablar, era como si mi cabeza estuviera totalmente vacía, plana, como si no contuviera ninguna imagen, ni pensamiento, ni recuerdo, simplemente me dolía, me retumbaba y me daba vueltas. [Pag. 65]
[...] Tras resultar herido era como un recién nacido que mira, escucha, observa, repite, pero que aún no sabe nada. Así será tras ser herido.” [p. 67]
Nuestro protagonista no tardaría mucho tiempo en ser consciente de las primeras secuelas, especialmente, en la memoria...
”A consecuencia de la lesión olvidé todo lo que había estudiado en el pasado y lo que supe alguna vez...Lo olvidé todo, y comencé a crecer de nuevo y a desarrollarme hasta que llegó un momento en que mi progreso se estancó de golpe, y hasta el día de hoy se encuentra en este estado de semidesarrollo. El problema más grande lo tenía en la memoria: olvidé absolutamente todo lo que sabía.” [p. 69]
Pero también otros muchos aspectos de su vida psíquica se verían gravemente perturbados...
”Me convertí en una persona incapaz de hablar con la gente, incapaz de comprender las cosas y los conceptos, incapaz de leer de verdad, en alguien atormentado por los dolores de cabeza, los vértigos y ataques de todo tipo.” [p. 77]
VIVIR en un MUNDO FRAGMENTADO:
Como el gran neuropsicólogo que fue, Alexander Luria nos deja en este libro interesantes análisis sobre las repercusiones que un daño cerebral de estas características puede llegar a producir. Sirviéndose de las abundantes y magistrales notas que Zasetski dejo escritas sobre su propia evolución, Luria nos irá describiendo, con sumo detalle, los distintos síndromes neuropsicológicos que fueron apareciendo en la fracturada vida de este soldado ruso.
No sólo la memoria quedaría afectada tras la lesión cerebral, sino que también sus funciones perceptivas se verían seriamente alteradas, al igual que la capacidad de leer o escribir. Al contrario, otras funciones cognitivas como la inteligencia o la facultad para hablar y comprender el lenguaje se mantendrían conservadas. La razón de esto debe buscarse en la propia naturaleza de la lesión, provocada por una bala que en su trayectoria sólo había dañado partes del lóbulo occipital y parietal del cerebro, situados en la parte posterior del cráneo, pero las zonas más anteriores como el lóbulo frontal estaban intactas. Por todo ello, Zasetski era plenamente consciente de su estado, ya que si éste lóbulo frontal hubiera sido el dañado habría perdido esta capacidad, un síndrome que la neuropsicología conoce con el nombre de anosognosia (incapacidad de ser consciente de las propias limitaciones o déficit). Todo ello contribuía a que el sufrimiento psicológico de nuestro protagonista fuera mayor...
”Para mí era durísimo y se me hacía insoportable ser consciente de mi situación desesperada y trágica. Me había convertido en...un analfabeto, amnésico, en un enfermo. Pero otra vez reviven en mi alma las esperanzas de curarme de esta terrible enfermedad cerebral.” [p.108]
Desde que conoció su extraordinario caso, Luria intentará comprender y ayudar a Zasetski en su rehabilitación. No iba a ser fácil, pero el afán de superación de este y la genialidad del neuropsicólogo soviético serán de una gran ayuda para ello.
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A. Luria trabajando con un paciente |
De todo este espíritu nace un libro tan atípico como extraordinario, en definitiva, una historia que posee tanto valor científico como humano. De ello, fue muy consciente el propio Luria, y son sus palabras la mejor invitación para animarnos a leer esta obra...
”El que escribe estas líneas ha tratado, con toda la meticulosidad que ha podido, de estudiar este asombroso documento. Ha ordenado sus páginas cronológicamente, reconstruyendo retrospectivamente la historia de una lesión según las anotaciones del paciente, y ha tratado de describir las profundas alteraciones en la conciencia que la bala le produjo y que destruyó partes del cerebro vitales para un normal funcionamiento.
[...] El autor ha trabado amistad con su paciente, ha visto la brillante vida que destruyó aquella lesión, y le ha surgido el deseo de compartir con otras personas las experiencias que ha vivido durante sus años de trabajo.
Y he aquí este pequeño libro. Un libro que en gran medida ha sido escrito por un hombre para el que cada línea constituye el resultado de esfuerzos titánicos, y que ha logrado recomponer episodios completos de su mundo, un mundo dividido en miles de minúsculos fragmentos.
[...] El lector valorará este libro, un libro sobre un hombre que luchó con verdadera obstinación por su cerebro, experimentando a cada paso unas dificultades casi insuperables, pero que finalmente salió triunfante de esta batalla extenuante y desigual”. [pp. 53-54]
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Lev Zasetski y A. Luria (1950) |
LEV ZASETSKI, o LA HISTORIA de un HOMBRE EXTRAORDINARIO
En este libro, el lector podrá encontrar unas muy didácticas digresiones de Alexander Luria sobre algunos aspectos del funcionamiento cerebral. Están intercaladas entre otros capítulos que detallan las distintos déficit que sufrirá Zasetski y que son descritos magistralmente por el propio protagonista, de hecho, Luria llega a comentar que ”escribía con una maestría que cualquier psicólogo envidiaría” [p.52]
Ya en las páginas finales, Luria nos pretende concienciar de los potenciales e innegables beneficios que existen en todo proceso de rehabilitación neuropsicológica...
”La lesión causó un daño irreparable en su cerebro: borró su memoria y fragmentó sus conocimientos en infinidad de pedazos. La terapia y el tiempo le devolvieron a la vida, le ayudaron a recuperar un mundo que debía armar a partir de minúsculos trozos” [p.289]
Deseo terminar esta reseña con unas palabras del propio Lev Zasetski, reflexiones que aparecen en el epílogo del libro. Son profundas y sentidas manifestaciones sobre el sentido último de toda guerra, de su gran inutilidad y del gran fracaso que han supuesto siempre para la humanidad...
”¡Cuanta desgracia han causado las guerras a la humanidad, cuántas muertes han provocado, cuánta gente ha resultado mutilada, ha quedado postrada en una cama y se ha visto privada de poder realizar grandes acciones!” [p.299]
[...] ¿Para qué es necesaria entonces la guerra? [p.300]
Ante esta reflexión, podemos comprender la gran admiración que Luria sintió siempre por Zasetski, un hombre que por culpa de la guerra vio todos sus sueños esfumarse, todo su ser fracturarse, pero que nunca se dejó vencer por la adversidad gracias a su enorme voluntad, profunda ética y extraordinaria personalidad...
”Pero lo asombroso de esta lesión fue que no afectó en absoluto el mundo de sus emociones, ni el mundo de su entusiasmo creador, y su personalidad como ser humano, ciudadano y luchador permaneció intacta” [p.289]